Igual que el año pasado, en mi trabajo
me regalaron (además de la típica caja navideña), un lechón.
En esta ocasión, mi cuñado se ofreció
a cocinarlo. Y qué buena decisión. Durante aproximadamente siete horas, lo mimo
hasta que el plato principal estuvo listo. Creo que un aplauso para el asador
fue más repetido que feliz navidad durante toda la noche. También hubo vitel
toné, riquísimas ensaladas y un chutney para acompañar.
Fue una nochebuena sumamente cálida,
no solo por el clima que vive Buenos Aires actualmente, sino también porque
familias a las que quiero profundamente se reunieron, una vez más, para
festejar en esta fecha.
Además fue la primer navidad que
Matilda disfruta con ilusión del armado del arbolito, la llegada de Papá Noel y
la sorpresa de los regalos. Fue y es una nena tan buena, que su cartita fue
leída y su deseo concedido. Desde ese día, el Pato Donald duerme con ella todas
las noches.
Lamentablemente, por mi falta de
experiencia, las fotos no salieron tan bien, ni hubo tantas como hubiera
querido. Esta tía distraída se olvidó de cargar la batería.
Iba a decir todo lo contrario! En las fotos se siente todo lo que ponés en el texto!
ResponderBorrarUn beso enorme y que tengas un hermoso comienzo de año!
Den
Gracias Den! Que se te cumpla todo este año. Y espero que nos reencuentre pronto con mats y cámaras en mano. Besos y felicidades!
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