Este verano pasado no me tomé vacaciones
y lo sentí. Lo sentí más que nada en mi cabeza. Para ir y venir siempre tengo
energía. El cuerpo no es el que se resiente, es la cabeza.
Todos necesitamos cada seis meses
tomarnos unos días para apagar y reiniciar, despejarnos y volver con la mente y
el cuerpo frescos y renovados. Seguir otra rutina, tratar con gente nueva o que
vemos muy cada tanto. Sentir nuevos aromas, probar distintos sabores, escuchar
otras melodías, cambiar la geografía.
En definitiva tomar distancia y pensar
todo desde otro lugar, adoptar aunque sea por un rato otro punto de vista. Me
gusta llamarlo inspiración, porque cuando te llega, se convierte en eso que uno
busca, esa nueva motivación que te da fuerzas para volver a arrancar y seguir
adelante.
Bueno, yo necesitaba eso, urgente.
Asique me colé en la escapadita de mis padres a Punta del Este la última semana
santa.
Fueron seis días de descanso y no
parar de consentir a mis cinco sentidos. Pero fueron solo seis y ya estoy
teniendo nuevamente los síntomas de abstinencia.
Se me vence en octubre mi semana de
vacaciones y tenía ganas de hacer un safari fotográfico a algún lugar del
interior de nuestro país. Si alguien hizo uno se agradecen las recomendaciones y sugerencias.