El domingo
pasado estuve en la segunda edición del Festival gastronómico Bocas Abiertas. Que
se celebró del 13 al 16 de marzo, en el Centro Municipal de Exposiciones, en el
Bajo de San Isidro. El evento fue organizado conjuntamente por el municipio y
emprendedores gastronómicos de esta zona. Fue una decisión de último momento
haber ido y por suerte me decidí por ir, de hecho me quedé con ganas de
quedarme o volver más tarde. Las puertas abrían a las 12am y llegamos pisando
las 2pm. Tuvimos mucha suerte con el estacionamiento porque había mucha gente,
pero justo en la puerta alguien se iba y nos dejó su espacio. Para todo había
que hacer cola pero estas eran muy ágiles. La primera cola fue para entrar y
comprar los tickets ($30 cada uno) y las otras eran las que se formaban en cada
puesto para comprar comida, bebida o productos para llevar. Todos los puestos
de comida y bebida eran al aire libre, así como también las mesas o bancos para
sentarse a comer. En una gran carpa blanca se ubicaron algunos puestos de
productores y en el auditorio se dieron distintas clases y charlas de cocina y
nutrición. Algunos de los que participaron fueron: Osvaldo Gröss, Juliana López
May, Mauricio Asta, Paola Harwicz, Pedro Lambertini, Marina Beltrame, Diego
Castro, Fabio Alberti y muchas otras figuras del ambiente gastronómico. Había
un gran escenario donde hubo presentaciones, charlas y tocaron varias bandas
todos los días. Antes de decidirme por lo que iba a comer, me acerqué al
escenario para escuchar a Narda Lepes (madrina del festival), que presentada por
el chef Diego García Tedesco (uno de los organizadores), dio una breve charla
sobre la concientización en la alimentación personal y de los niños. Cuando vi
que cada vez se acercaba más gente al escenario, aproveché para seguir mi
recorrida de puestos y así evitar las colas.
Mi equipo de
degustadores fueron: mi hermana Tete, mi cuñado Nico y mi sobrina Matilda.
Entre los cuatro probamos:
En Simona:
sándwiches veggies (%100 integrales y caseros) de falafel, palta pisada,
verdes, tomate y hummus de la casa.
En Los
Gordos: chori.
En Austria:
pancho + mayonesa de pepinos + batatas fritas.
En lo de
Facu: hamburguesas caseras.
En Raval
Café & Deli: sándwich Chevy (ternera, hojas verdes, mermelada de cebolla,
cheddar y crocante de panceta).
Para beber
compramos un licuado de mango y naranja, otro de kiwi y frutilla, limonada y
gaseosas.
Cuando llegó
el momento de los postres ya no dábamos más pero estando ahí, teníamos que
probar algo dulce, así que compartimos solo dos: una mouse chocolate belga de
Austria y un Rocoso de dulce de leche de Chungo.
Más tarde
visitamos la carpa para ver que nos podíamos llevar a casa. De L´Epi Tete se
llevó varios panes saborizados y yo me tenté con los pains au chocolat y
medialunas con almendras, para acompañar más tarde mis mates.
Comimos mucho
y riquísimo. Todo lucía y se sentía muy fresco, muy casero y nuevamente, muy
rico!
A pesar de
la cantidad de concurrentes al festival,
el lugar lució siempre limpio y ordenado. Durante el tiempo que estuve allí,
reinó la buena onda. Disfruté de las expresiones de satisfacción y placer en la
cara de la gente. El clima ayudó y que la mayor parte haya sido a cielo abierto,
sumó para no tener la sensación claustrofóbica que me han dejado otros eventos.
Todo lo
recaudado en entradas fue destinado al desarrollo local y a contribuir con
distintas entidades como: El Gallito Ciego, El Comedor de Mary, la Escuela Nº26,
la Salita de Salud y los Bomberos Voluntarios.
La verdad es
que si no hubiera tenido compromisos para el resto del día, me hubiera quedado
o hubiera vuelto más tarde para escuchar alguna de las bandas o probar lo que
me quedó pendiente. Por suerte Bocas Abiertas volvió a ser un éxito así que lo
podré volver a disfrutar el año que viene.
Si quieren
saber más pueden ingresar aquí.
Para conocer
y colaborar con la obra de El Gallito Ciego entren aquí.
Los que estén
interesados en ayudar o acercar donaciones a las demás entidades, pueden hacerlo
poniéndose en contacto con el municipio de San Isidro.