Nuestros atardeceres en Buzios transcurrían mucho más fuera
de la playa que en ella. La verdad es que amanecíamos bastante temprano, para
poder aprovechar más el día y el mar. El sol se ponía como a las 5 de la tarde,
o sea que parecían las 6.30, así que nuestro ritual consistía en dar algunas vueltas (algunos días en boogie,
otros días en auto), bordeando y conociendo más de la geografía de Buzios. Y cuando
la hora mágica casi llegaba a su fin, nos íbamos al centro por un rico café y algo
dulce. Nos gustó tanto el Café Finlandés que lo repetimos varias veces. El café
era riquísimo y siempre tenían tortas, no solo vistosas y tentadoras, sino
también distintas y deliciosas. Probamos una torta de banana súper suave y
adictiva, y hasta una de mousse de chocolate que era dietética ¿?. Nunca
entendimos donde estaba lo dietético porque sabía igual que una común. De hecho
por eso la pedimos., el mozo fue muy buen consejero. Este café es chiquito,
coqueto y está escondido en una galería del centro. Buzios es un pueblo
pequeño, si lo buscan seguro lo encontrarán.
Otra día tuvimos la suerte de coincidir con Caco y Marian,
amigos con los que almorzamos en Rock-A , pasamos la tarde en Geribá y
terminamos tomando tragos en el hotel donde ellos se hospedaron. Un lugar
encantador sobre la playa que se llama Le Relais La Boire pero del que
lamentablemente no tengo fotos.
En los próximos post les voy a mostrar y contar algo sobre
Arraial do Cabo y Cabo Frío. Además de otros lugares para conocer y comer rico
en Buzios.
Espero que les hayan gustado las imágenes.
Y como siempre, les recuerdo que también pueden seguirme en
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