4 de agosto de 2013

SUNDAY´S CAKE







Hoy quise retomar mi proyecto fotográfico que venía suspendido hacía varios meses. Esto, debido mayormente a la falta de mi cámara y a otros compromisos que se fueron presentando y que no me dejaban tiempo para hacerlo. No es fácil cocinar y sacar fotos al mismo tiempo. Sobre todo en pastelería que requiere mucha exactitud y en fotografía que se depende tanto de la luz. Más en esta época del año que los días son tan cortos.
Tenía todo el día libre. Me había despertado relativamente temprano y por las dudas (y también por suerte), no me comprometí con nadie. En realidad siempre puedo improvisar unos scons de último momento pero estaba particularmente vaga para estar yendo de visitas, aunque con las puertas abiertas para que las visitas vinieran.
Busqué entre mi recopilación de recetas y tenía dos de Carrot Cake. Una torta que no es muy común pero me encanta. O más bien me encanta la que sirven en Kansas.
Me decidí por una de las dos y partí con mi lista de ingredientes al super.
Puse toda mi dedicación en esta preparación. Mientras Jorge Drexler me acompañaba de fondo: pesé, medí, pelé, rallé, molí, tamicé, piqué, mezclé, batí, revolví, conté, repartí, derretí, separé, abrí, prendí, forré, acomodé, limpié, probé, metí, esperé y disparé.
No le quiero echar la culpa al horno (la puerta está rota), aunque algo de culpa tiene. En fin, la torta se quemó y no pude salvar absolutamente nada de ella. Ahora descansa en mi tacho de basura.
Igual tan mal no la pasé, para mi cocinar y fotear es como hacer yoga.
Después de un suspiro de resignación, colgué el delantal, preparé unos mates, unas tostadas y terminé riendo con “Los Amantes Pasajeros” de Almodóvar, que dicho sea de paso, no es tan mala como la crítica fue con ella.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario