14 de febrero de 2014

SUDÁFRICA / SOUTH AFRICA









Hace mucho tiempo que mi madrina me dice de hacer un viaje juntas. Durante todo este año que pasó propuso varios destinos hasta que se decidió por Sudáfrica. Nunca visité el continente africano y siempre estuvo entre los primeros puestos en mi lista de viajes pendientes.
Finalmente el deseo se cumplió y aquí estoy. Escribo este post mientras viajo, en una combi, con algunos nativos de este país que vuelven a sus hogares, y otros tantos turistas como yo, hacia la reserva privada Elandela, ubicada a una hora del Kruger Park.
Nos despertamos a las 6 de la mañana. En realidad, nos despertamos varias veces durante todo el día, desde que llegamos a Johannesburg desde Buenos Aires.  Es la primera vez que sufro un jet lag y me cuesta tanto adaptarme al uso horario local.
Una vez limpita y vestida (aunque con una cara no muy presentable, por el  efecto sueño que no desaparece), nos dirigimos hacia el restaurant Primavera para desayunar. Después hicimos el check out y esperamos a que nos vengan a buscar.
Nuestro guía y chofer se llama Kris. Nos informó que el viaje duraría 6 horas y haríamos dos paradas para ir al baño y estirar un poco las piernas, que podían durar más de quince minutos cada una.
También nos advirtió que el último tramo sería bastante movido pero que no nos preocupáramos porque él conoce bien el camino y es un buen conductor.
Kris nació en Mozambique y su padre es sudafricano, pero por su apariencia, su abuelo debió ser inglés. Ha viajado por toda África y la conoce muy bien. En la primera parada saqué mi cámara y me dijo: Ah! Tenes una Canon! Si, le respondí. Soy una chica Canon, una rebelde! (El modelo es Rebel T3i).
Se río y me dijo que el usaba una Nikon y que además de chofer, es fotógrafo, y se gana la vida fotografiando la fauna del continente y organizando safaris fotográficos. Me dio su tarjeta y me dijo, la próxima vez que vengas a áfrica, escribime. Yo te voy llevar a lugares increíbles donde vas a sacar fotos increíbles, de animales increíbles.
El camino es realmente muy bonito, un placer a la vista. Pasamos por varios pueblitos, campos, plantaciones. Está lleno de montañas y hay todo tipo de árboles, pero hasta el momento lo único que vi, son vacas. De a ratos me recuerda mucho a Argentina, no por nada tenemos el mismo clima. El cielo está nublado pero muy, muy celeste.
Después de la segunda parada, el camino es realmente movido, se me está complicando escribir y la verdad es que ya no tengo mucho más para contar por el momento.
Para más minuto a minuto de mis vacaciones, sigan el siguiente post.
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